Cuando pensamos en aves, solemos imaginar pájaros de colores brillantes y llamativos. Sin embargo, muchas especies cambian drásticamente su apariencia a lo largo del año, especialmente en invierno. Algunas aves como los jilgueros, los pinzones y las urracas se vuelven más apagadas en invierno, mientras que otras, como los búhos nivales, adquieren un pelaje blanco como la nieve. ¿Pero por qué esto ocurre?
La principal razón por la que algunas aves cambian de color en invierno es el mimetismo. El cambio de apariencia les permite camuflarse mejor en su entorno y evitar a los depredadores. En invierno, la nieve y la falta de hojas en los árboles hacen que el medio ambiente se vuelva más blanco y gris. Por lo tanto, las aves que antes eran brillantes y coloridas destacarían demasiado. Este es el caso de los búhos nivales, que cambian de plumaje para parecerse a la nieve.
Por otro lado, las urracas y los pinzones se vuelven más apagados en invierno para mezclarse con los árboles y arbustos descoloridos. Los jilgueros, que cambian sus brillantes alas amarillas por unas más pardas, también utilizan el mimetismo para protegerse de los depredadores gracias a su camuflaje.
Otra razón por la que algunas aves cambian de color en invierno es el ciclo de reproducción. Las aves que anidan en la primavera y el verano necesitan plumajes distintivos para atraer a las parejas y defender sus territorios. Sin embargo, en invierno, la mayoría de las aves no necesitan desplegar estas habilidades de reproducción y, por lo tanto, no necesitan encontrar pareja o defender un territorio. Cambiar su apariencia a uno menos vistoso les permite ahorrar energía al no gastar recursos en atraer parejas o defender el territorio.
Algunas especies, como el arrendajo azul, absorben pigmentos amarillos en sus plumas en el otoño para atraer a parejas potenciales. Después de la temporada de apareamiento, los pigmentos amarillos se desvanecen y las plumas se vuelven más grises, lo que les permite camuflarse mejor.
Algunas aves cambian de color en invierno y aún no se sabe exactamente por qué. Por ejemplo, la golondrina de delantal, que anida en las montañas rocosas de América del Norte, cambia sus plumas de color marrón oscuro en verano a un color gris claro en invierno. Se cree que esto puede ser una forma de camuflaje, pero los científicos aún no están seguros.
Otro ejemplo de aves que cambian de color sin una razón clara es el azulejo de cabeza negra. Se sabe que su plumaje se vuelve menos brillante durante el invierno, pero no se sabe por qué este cambio ocurre ni si hay algún beneficio para el ave.
En general, las aves cambian de color en invierno para camuflarse mejor en su entorno o porque no necesitan sus llamativos colores para atraer parejas o defender territorios. El mimetismo y el ciclo de reproducción son los dos principales motivos detrás de este cambio, pero algunos casos aún no tienen una explicación clara.
Para aquellos que disfrutan de observar aves, estos cambios de apariencia pueden ser fascinantes y representan una adaptación inteligente al entorno. Así que la próxima vez que veas a un pinzón o a una urraca gris en invierno, recuerda que su disminución en la apariencia es solo una de las muchas formas en que las aves se adaptan a un entorno cambiante.